La solidaridad cuesta, es duro dar, es duro compartir, aunque hablemos mucho de ello, y aunque en el fondo de nuestra alma sepamos que es NECESARIO Y OBLIGATORIO. Nuestra campaña misionera de Octubre ha tenido clases con una entrega total, y otras en la que ha costado un poquito más o ha habido poco movimiento. Es normal. Somos humanos y la época o situación por la que pasamos, nos puede influir.
Así que, os contamos todo eso tan bueno, y seguro que la siguiente llamada a la solidaridad tiene todavía más éxito.
1. Finalmente tuvimos nuestras eucaristías solidarias. En esos momentos de conexión, unos pueden crecer en sentimiento de globalidad, otros pueden pedir fortaleza y agradecer la oportunidad de compartir, otros se llenan de Dios y eso les hace ayudar con más alegría, otros, simplemente van aprendiendo a comportarse en los momentos de silencio… Gracias a todos por la participación y el aprendizaje caminando juntos, por la oración compartida y el respeto.
2. En el trascurso de la campaña, hemos tenido las convivencias de diferentes cursos. Muchas de ellas con carácter tremendamente solidario (Fundación Don Bosco, Hogar Madre Teresa, Banco de Alimentos…) No hay mejor forma de crecer. A amar se aprende amando. A ayudar se aprende ayudando. A abrirse a las necesidades de nuestro mundo se aprende conociéndolas primero.
Habéis sido ejemplares en todas ellas. GRACIAS.