La Casa Diocesana de Málaga acogió del 25 al 27 de noviembre el Encuentro de Coordinadores y Equipos de Pastoral Escolar de la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora (SMX). Fueron tres días marcados por la reflexión y la comunión, guiados por el proceso sinodal —Escucha, Interpretación y Opción— y por la imagen del Buen Pastor, iluminada también por la carta del Rector Mayor y la fuerza de las palabras de los Hechos de los Apóstoles: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo».

Este encuentro contó con la presencia del Provincial de SMX, Fernando Miranda, quien dirigió palabras de ánimo y misión a los asistentes, así como de Jordi Lleixà, delegado inspectorial de pastoral juvenil, que ayudó a definir el horizonte común hacia el que caminar como comunidades salesianas.
Asimismo, participó nuestra coordinadora de pastoral, Paloma Expósito, aportando su experiencia y sumándose activamente a los espacios de discernimiento y formación.

La dinámica del encuentro combinó momentos de interioridad, discernimiento comunitario y análisis de la realidad con diversos talleres formativos que ofrecieron claves actualizadas para la pastoral actual.

Los participantes profundizaron en ámbitos como la evangelización digital, la liturgia significativa, los retiros para educadores, el acompañamiento en situaciones de crisis, la pastoral 360º y los desafíos contemporáneos de la FP y la DUAL.

Se expresó un agradecimiento especial a todas las personas que prepararon y dirigieron los talleres, por el cuidado, la diversidad y la calidad de las propuestas presentadas.

Desde una mirada plenamente salesiana, el encuentro resonó en torno a varias llamadas esenciales:

• Renovar el corazón pastoral desde Cristo, Buen Pastor.

• Acompañar a los jóvenes con presencia, escucha y sentido vocacional.

• Cuidar a los educadores mediante espacios de silencio, oración y crecimiento.

• Fortalecer la pastoral como misión compartida entre escuela, centro juvenil y familias.

• Reavivar la creatividad pastoral para conectar con el lenguaje real de los jóvenes.

Se reconoció de manera especial la aportación de Miguel Ángel Álvarez Paulino por el documento de reflexión que sirvió de base al discernimiento, así como la dedicación y coordinación del equipo inspectorial de Pastoral, que hizo posible el desarrollo del encuentro en un auténtico clima de familia.

La eucaristía final puso el broche a una experiencia que invitó a cada participante a regresar a su casa con un deseo renovado: ser pastores capaces de ofrecer a los jóvenes, no “plata ni oro”, sino lo mejor que poseemos: la alegría del Evangelio vivido al estilo de Don Bosco.